Durante muchos años se creó el mito urbano que el paso al autoconsumo energético era una tarea titánica y que conllevaba unos impuestos extremadamente altos. Debido a esta razón, muchas personas prefirieron poner en el último cajón de sus prioridades a la instalación de placas fotovoltaicas en viviendas, oficinas y comunidades de vecinos.
Esta decisión no estaba muy alejada de la realidad. Hasta la emisión del Real Decreto 15/2018 del 5 de octubre de 2018, la instalación de placas fotovoltaicas para el autoconsumo, estaba sometida a una serie de regulaciones que la hacían prácticamente inviable.
Anterior al cambio de rumbo de la legislación en materia de autoconsumo eléctrico en España, hacer el cambio del suministro convencional al suministro de energía solar era lo más cercano a una pesadilla.
Legislación Previa al RD 15/2018
Hasta octubre del 2018, los consumidores por debajo de los 100 kW, para “salir” de la red eléctrica convencional y entrar en el autoconsumo por placas fotovoltaicas, necesitaban:
- Pagar el impuesto establecido por la generación y consumo de energía eléctrica autogenerada, es decir, se debía pagar un impuesto tanto a la producción como consumo de la energía solar. Este impuesto se conoció popularmente como “Impuesto al Sol”.
- Pagar los peajes correspondientes al acceso a la red de transporte y distribución de energía eléctrica. Este peaje, se pagaba mensualmente de acuerdo a la potencia generada por las placas fotovoltaicas.
- Pagar los tributos correspondientes a la instalación y mantenimiento de los acumuladores de energía, es decir, las baterías.
- Pasar la inspección técnica de infraestructura eléctrica.
- Instalar equipos de telemetría bidireccionales que midan el consumo, potencia generada, peajes y otros valores asociados, de acuerdo con las tarifas establecidas.
A pesar que muchas de las tributaciones e inspecciones técnicas necesarias, se mantienen en la actualidad, a partir del RD 15/2018 se eliminó el impuesto a la generación y consumo de energía.
En pocas palabras, el sol comenzó a ser gratis. Hasta el consumo de 10 kW, todo ciudadano tiene el derecho de instalar placas fotovoltaicas, generar, acumular energía solar y por supuesto, consumirla a placer.
Aunque la legislación permite la instalación, generación y consumo de energía solar, existen muchas dudas entre los consumidores, repasemos las más frecuentes.
¿Como sé que capacidad debo instalar?
La respuesta a esta pregunta encierra un gran “Depende”. Depende de muchos factores, entre los que se cuentan el número de habitantes de la vivienda, zona geográfica (debido al consumo de aires acondicionados y calefactores) y consumo eléctrico de los aparatos del hogar.
Una familia promedio de 4 miembros, en zonas geográficas no extremas (en frío o calor) y con una cantidad de electrodomésticos promedio, se recomienda instalar una capacidad de generación entre 1,5 y 2,5 kW.
Esto se corresponde con la instalación de entre 6 y 10 placas fotovoltaicas. Pero, siempre es recomendable hacer un estudio de carga previo.
¿Como hago todo el papeleo de solicitud?
La instalación de placas fotovoltaicas y la posterior autogeneración de energía eléctrica, requiere una serie de trámites administrativos que deben hacerse ante los organismos públicos.
Esta solicitud requiere de un estudio previo de la vivienda, su estructura física, su ubicación y las condiciones interiores como habitantes y capacidad generadora necesaria.
Por lo general, conlleva la consignación de una serie de documentos, inspecciones técnicas y permisos que deben solicitarse. Afortunadamente, las empresas instaladoras de placas fotovoltaicas, se encargan de todo el papeleo y tramitaciones burocráticas necesarias.
¿Que pasa en invierno o si no hay sol?
A menos que la vivienda se ubique en un área remota sin conexión a la red convencional de energía, el autoconsumo no queda totalmente exento de conexión a la gran red eléctrica local y nacional.
Cuando la generación de energía no sea la suficiente o se haya consumido la energía acumulada en las baterías, se tomará carga de la red convencional para que un hogar no quede sin energía.
En el caso contrario, cuando se haya generado exceso de energía, ésta pasará a la red convencional de electricidad.